En el Cádiz del siglo XIX hubo varias asociaciones constituidas exclusivamente por mujeres. Como es bien sabido, el papel de la mujer ha sido relegado, hasta tiempos relativamente recientes, al de esposa y madre. En Cádiz, la burguesía comercial local dio cabida a buen número de mujeres dedicadas al servicio doméstico; además, la actividad de la Fábrica de Tabacos dio lugar a un tipo femenino que gozaba de cierta independencia: las "cigarreras", mujeres trabajadoras que aportaban una importante ayuda económica a sus familias, de origen humilde. Aun viéndose excluidas de las cuestiones políticas y económicas, y relegadas a un papel secundario en lo social y cultural, no faltaron en la ciudad miembros del sexo femenino que participaban en los asuntos sociales con algo más que el papel asignado y preestablecido. La profesión de maestra de niñas y (menos) la de periodista fueron dos vías para lograrlo. Por otro lado, no faltaron señoras que organizaron y dirigieron tertulias, como Margarita López Morla o Frasquita Larrea y también asociaciones femeninas, generalmente implicadas en temas educativos o benéficos, desde la militancia católica, aunque no faltaron algunas, como se verá, con claras connotaciones políticas y anticlericales.
FRASQUITA LARREA
MARGARITA LÓPEZ MORLA
La
constitución definitiva de la Junta se produjo en 1827, con el nombre de Junta
de Señoras de la clase quinta de la Sociedad Económica de Amigos del País.
El año anterior, 1826, ya comenzaron las gestiones para su creación, solicitándose
el 6 de agosto la concesión a las damas de la vigilancia de niños expósitos, de
manera que una de sus principales tareas previstas debía ser la de “vigilar la
asistencia de los niños que se dé por las amas externas, tanto en esta ciudad
como en los pueblos de su provincia”.
En 1827 se dejó en suspenso el tutelaje de niños expósitos, pasando a ser la principal ocupación la alfabetización de niñas, labor en la que fue la primera institución de Cádiz en ocuparse. El mismo año de su constitución ya tenía abierta la Junta una escuela gratuita para niñas pobres y en 1833 proyectó otra para niñas pudientes con el fin de poder mantener económicamente a la anterior. Las niñas pobres eran educadas gratuitamente y las amas quedaban encargadas de inculcarles los principios de la religión católica.
SALA DE LA CASA DE EXPÓSITOS DE CÁDIZ
En 1827 se dejó en suspenso el tutelaje de niños expósitos, pasando a ser la principal ocupación la alfabetización de niñas, labor en la que fue la primera institución de Cádiz en ocuparse. El mismo año de su constitución ya tenía abierta la Junta una escuela gratuita para niñas pobres y en 1833 proyectó otra para niñas pudientes con el fin de poder mantener económicamente a la anterior. Las niñas pobres eran educadas gratuitamente y las amas quedaban encargadas de inculcarles los principios de la religión católica.
La Junta de Señoras se ocupaba también
de la inspección de las escuelas municipales de niñas. Esta particularidad tuvo
su origen en 1842 cuando el Ayuntamiento decidió hacerse cargo de la escuela
gratuita de niñas pobres de la asociación para que se pudiera seguir
financiando, respetando a cambio la acción tutelar de la asociación sobre la
escuela y extendiéndola a todas las femeninas que se crearan a partir de
entonces.
En 1846, tras la intervención municipal, la escuela de la asociación estaba
regida por una comisión mixta del Ayuntamiento y la Junta e impartía a unas
trescientas niñas enseñanzas de Costura y Bordado, pero también de Escritura,
Lectura y Doctrina Cristiana.
A partir
de 1858, la Junta de Señoras se independizó de la Sociedad Económica, a
raíz del cierre temporal de las escuelas municipales de Cádiz, debida a un epidemia de
sarampión. La Junta protestó por el cierre y elevó una petición para que se le
volviera a reconocer la inspección de todas las escuelas de niñas de Cádiz. Efectivamente,
el 25 de julio de 1859 una real orden, firmada por el ministro de Fomento
confirió a las damas el encargo de visitar las academias municipales de niñas.
A partir de estos momentos, la asociación cambio su nombre por el de Junta
de Damas de Cádiz, que pasaría en 1862, al de Real Junta de Damas de
Cádiz, tras la visita de Isabel II a la ciudad y su aceptación de la
presidencia de la institución.
El reglamento de la Junta de 1865, en su artículo cuatro, asumía, como
misión concedida por el Gobierno, la de realizar inspecciones periódicas a las
escuelas municipales de niñas.
En 1866 tomó la presidencia de la Concepción Sierra y Viesca, cargo que
continuaría ejerciendo hasta después del Sexenio Democrático, en 1878.
LA REINA ISABEL II
La
inspección de la educación de niñas, ejercida por la Junta de Señoras y
heredada por la Junta de Damas, se preocupaba especialmente por que se
inculcaran debidamente los valores religiosos. Esta labor no fue impedida por
los primeros Consistorios del Sexenio Democrático, ni siquiera por el republicano
de Rafael Guillén Estévez. Pero en septiembre de 1869 este recibió un oficio de
la Junta renunciando a la citada inspección, fundándolo en el estado lamentable
en que se encontraban “todos los ramos de la instrucción (...) y más
particularmente la parte religiosa, que se ha desatendido por completo”.
El Cabildo Municipal estimó que la asociación se había entrometido en ejercer “una vigilancia más suspicaz que provechosa” facilitada por la deferencia de los Municipios anteriores y mantenida por el actual, a pesar de haber sido informado por las maestras “de las impertinentes inconveniencias” de la Junta que, a juicio del Cabildo Municipal, se abrogaba facultades que no le correspondían. Por todo ello mostraba “su satisfacción” por la renuncia, pues con ella se evitaba a los concejales “el disgusto” de tener que advertir a la asociación que se atuviera a los cometidos para los que había sido fundada. Teniendo en cuenta la real orden de 1859, el Cabildo Municipal de Guillén se equivocaba al afirmar que la inspección de escuelas de niñas había sido consecuencia de la deferencia de las anteriores corporaciones municipales. Aunque la Junta Provincial de Instrucción Pública pidió a la Junta de Damas que reconsiderase su renuncia y lo mismo hizo a poco de constituirse el Ayuntamiento de Juan Valverde, sucesor del de Guillén, no lo consiguió, abandonando la asociación esta función, que tampoco recuperaría con la Restauración.
El abandono de la inspección de las escuelas de niñas se debió a la política secularizadora del alcalde Rafael Guillén en lo relativo a la enseñanza, que chocó con toda seguridad con el carácter eminentemente religioso que daban las señoras de la Junta de Damas a la educación. Incluir a esta asociación como conservadora se justifica por su empeño en defender la enseñanza de la religión católica como parte indisoluble de la educación. Pero su encomiable empeño en educar y alfabetizar a las niñas más desvalidas es razón más que suficiente para considerarla una asociación avanzada, desde el punto de vista social.
REFERENCIAS:
El Cabildo Municipal estimó que la asociación se había entrometido en ejercer “una vigilancia más suspicaz que provechosa” facilitada por la deferencia de los Municipios anteriores y mantenida por el actual, a pesar de haber sido informado por las maestras “de las impertinentes inconveniencias” de la Junta que, a juicio del Cabildo Municipal, se abrogaba facultades que no le correspondían. Por todo ello mostraba “su satisfacción” por la renuncia, pues con ella se evitaba a los concejales “el disgusto” de tener que advertir a la asociación que se atuviera a los cometidos para los que había sido fundada. Teniendo en cuenta la real orden de 1859, el Cabildo Municipal de Guillén se equivocaba al afirmar que la inspección de escuelas de niñas había sido consecuencia de la deferencia de las anteriores corporaciones municipales. Aunque la Junta Provincial de Instrucción Pública pidió a la Junta de Damas que reconsiderase su renuncia y lo mismo hizo a poco de constituirse el Ayuntamiento de Juan Valverde, sucesor del de Guillén, no lo consiguió, abandonando la asociación esta función, que tampoco recuperaría con la Restauración.
El abandono de la inspección de las escuelas de niñas se debió a la política secularizadora del alcalde Rafael Guillén en lo relativo a la enseñanza, que chocó con toda seguridad con el carácter eminentemente religioso que daban las señoras de la Junta de Damas a la educación. Incluir a esta asociación como conservadora se justifica por su empeño en defender la enseñanza de la religión católica como parte indisoluble de la educación. Pero su encomiable empeño en educar y alfabetizar a las niñas más desvalidas es razón más que suficiente para considerarla una asociación avanzada, desde el punto de vista social.
REFERENCIAS:
ARCHIVO MUNICIPAL DE CÁDIZ, ACTAS DEL CABILDO CAPITULAR, 8 de septiembre de 1868, número 90, punto 3.
GLORIA ESPIGADO TOCINO:
. Aprender a leer a leer y escribir en el Cádiz del Ochocientos, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1996.
. “La Junta de Damas de Cádiz. Entre la ruptura y la reproducción social”, en PASCUA SÁNCHEZ, Mª., y ESPIGADO TOCINO, G., (eds.), Frasquita Larrea y Aherán. Europeas y españolas entre la Ilustración y el Romanticismo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz y Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 2003.
. La Primera República en Cádiz, Estructura social y comportamiento político durante 1873, Caja de San Fernando, Sevilla, 1993.
- "Mujeres y ciudadanía. Del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal”, en Seminario Universidad Autónoma de Barcelona de 6 de junio de 2003 Mujeres y ciudadanía en el primer liberalismo español.
LEÓN y DOMÍNGUEZ, J. M. Recuerdos gaditanos, Cádiz, Tipografía de Cabello y Lozón, 1897.
PASCUAL MADOZ, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, tomos V, XI y XIV, Madrid, Est. Tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1849. Entrada: "Cádiz".
MÁS INFORMACIÓN EN MI LIBRO:
relinks.me/B00HLM34VM
GLORIA ESPIGADO TOCINO:
. Aprender a leer a leer y escribir en el Cádiz del Ochocientos, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1996.
. “La Junta de Damas de Cádiz. Entre la ruptura y la reproducción social”, en PASCUA SÁNCHEZ, Mª., y ESPIGADO TOCINO, G., (eds.), Frasquita Larrea y Aherán. Europeas y españolas entre la Ilustración y el Romanticismo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz y Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 2003.
. La Primera República en Cádiz, Estructura social y comportamiento político durante 1873, Caja de San Fernando, Sevilla, 1993.
- "Mujeres y ciudadanía. Del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal”, en Seminario Universidad Autónoma de Barcelona de 6 de junio de 2003 Mujeres y ciudadanía en el primer liberalismo español.
LEÓN y DOMÍNGUEZ, J. M. Recuerdos gaditanos, Cádiz, Tipografía de Cabello y Lozón, 1897.
PASCUAL MADOZ, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, tomos V, XI y XIV, Madrid, Est. Tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1849. Entrada: "Cádiz".
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