La redención de los malditos surgió porque desde mientras escribía La guarida del raposo iba comprobando que aparecían personajes que podían ser susceptibles de formar parte de una historia independiente.
Uno de ellos era Publio Cano, un falso matón digno de haber nacido en la mejor época de la novela picaresca española. Me puse a escribir nueva novela y a medida de que iba desplegándose la historia fui convenciéndome de que debía dar al protagonista la oportunidad de no tener final que parecía merecer su vida de mentiras.
Lo redimí de sus faltas y vicios porque quise mostrar que a veces las casualidades, el amor o el destino pueden llevar a alguien que se desliza hasta lo más bajo del ser humano a cambiar de vida y ser una persona honesta y digna de respeto.
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