El asociacionismo es una realidad cuyo estudio ayuda entender los términos del conflicto entre la Iglesia católica y los agentes secularizadores. Los protagonistas de la confrontación, es decir, las autoridades civiles que dictan medidas laicistas y las autoridades eclesiásticas que se oponen a las mismas, cuentan, entre los elementos respectivos de apoyo, con las asociaciones, que podemos dividir, según el "bando" que defienden, en "confesionales", "laicistas", o "neutras". La Asociación de Damas de Cádiz, a la que me he referido recientemente, era una asociación confesional, en el sentido de que colaboraba a mantener el punto de vista de la autoridad eclesiástica sobre la necesidad de mediatizar en la escuela pública, obligando a que se observara una escrupulosa atención a la religión en la enseñanza de niños. Más adelante, iré presentando otras asociaciones gaditanas confesionales y laicistas. Pero ahora voy a hacer un breve repaso por los antecedentes asociacionistas en la ciudad.
Las asociaciones gaditanas políticas, de artesanos u obreras anteriores al Sexenio Democrático fueron prácticamente inexistentes. Sin embargo, sí fueron frecuentes los círculos y casinos, asociaciones de carácter no reivindicativo, auspiciadas generalmente por comerciantes y profesionales, dedicadas preferentemente a actividades culturales y recreativas, lo que no excluye que mantuvieran tertulias en las que se discutía, entre otros temas, sobre política o religión.
La asociación gaditana de este tipo más antigua conocida es la Casa de la Camorra, al parecer fundada por franceses, situada en la actual calle Arbolí, que servía, al menos desde mediados del siglo XVIII, de centro de tertulia, café, casa de juegos y gabinete de lectura, además de su empleo como lugar donde cerrar contratos y efectuar transacciones comerciales y subastas. En la casa se reunían personas de ideas avanzadas que intercambiaban opiniones sobre las ideas revolucionarias políticas o relativas a la religión. La presunción de que los asociados eran afrancesados hizo que el centro se cerrase en 1808, pasando parte del edificio a ser ocupada por la Sociedad Económica de Amigos del País de Cádiz.
EDIFICIO QUE SIRVIÓ DE SEDE A LA CASA DE LA CAMORRA
(FUE DERRUIDO A FINALES DE LA DÉCADA DE LOS SESENTA DEL SIGLO XX)
Después del reinado de Fernando VII, hubo algunos intentos de fundar en Cádiz asociaciones de carácter obrero. Pero estas conocieron grandes dificultades para funcionar dentro de la legalidad. Durante la regencia de Espartero (1840-43) hubo una cierta apertura hacia este tipo de sociedades. El 15 de septiembre de 1841 una Asociación de Socorros Mutuos de Artistas y Jornaleros presentó a la Alcaldía de Cádiz un proyecto de creación, junto con el reglamento correspondiente, que firmaban José Ramos, Andrés Rufino y José María Gómez. La iniciativa iba encaminada a “mejorar bajo todos los conceptos la situación de la clase laboriosa del pueblo”. La petición se devolvió sin tramitar. El motivo expresado era que el reglamento era muy “recomendable”, pero carecía “del requisito (...) de estar discutido y adoptado por los mismos individuos de la clase que a su observancia haya de sujetarse, o por los que legítimamente los representen del modo y forma que en casos de esta naturaleza se acostumbra”. Se pedía que se reunieran los que formaran parte de la asociación, o desearan pertenecer a ella, con presencia de una representación municipal y decidiesen los estatutos que deseaban presentar para su aprobación. No se realizaron más trámites y la asociación no llegó a constituirse. En 1843 hubo una Asociación de Sastres, cuyas actividades y duración se desconocen.
La época moderada posterior a la regencia de Espartero (1840-43) conoció la inauguración del Casino Gaditano, que se reunió por vez primera el 27 de octubre de 1844 en la sala de Juntas de la Academia de Bellas Artes y fue constituido oficialmente el 22 de marzo de 1845, en la Plaza de la Constitución. Precedido por una asociación semejante fundada en 1836, el casino fue el centro de reunión de los liberales de Cádiz durante el reinado de Isabel II y se distinguió por sus obras de caridad y suscripciones para ayudar a los afectados en catástrofes o epidemias. Actualmente sigue funciando en su sede de la plaza de San Antonio, número 15.
EL CASINO GADITANO
Recién finalizado el Bienio Progresista (1854-56), el 1 de noviembre de 1856, se creó el Círculo Mercantil, que en 1868 tenía su sede en la calle Duque de Tetuán (actual calle Ancha). Anunciaba como finalidad la de “defender los intereses generales” de sus asociados.
Durante la etapa de poder de Leopoldo O´Donnell, el 1 de junio de 1861, se fundó el Círculo Gaditano, también ubicado en la calle Duque de Tetuán, cuyos estatutos afirmaban que tenía una “finalidad recreativa”. En estos momentos desconozco si se trataba de un sucesor del Circulo Mercantil o era una asociación distinta situada en la misma calle.
En contraste con los tímidos intentos de crear asociaciones de carácter reivindicativo anteriores a la revolución de 1868, el Sexenio Democrático conocerá en Cádiz una notable proliferación de círculos y clubes de carácter explícitamente político u obrerista, en los que fueron frecuentes aquellos que trataban de presionar a las autoridades locales para que tomasen medidas secularizadoras, sobre todo las relativas a incautarse conventos o iglesias no cedidos por el Estado al Municipio y a la prohibición de la enseñanza de Religión en las escuelas municipales. De todo esto trataré en posteriores intervenciones.
MÁS INFORMACIÓN EN MI LIBRO:
relinks.me/B00HLM34VM
EL CÍRCULO MERCANTIL DE CÁDIZ
EL EDIFICIO FUE DERRIBADO Y EN SU SOLAR SE CONSTRUYÓ
UN CONOCIDO CENTRO COMERCIAL (GALERÍAS PRECIADOS)
UN CONOCIDO CENTRO COMERCIAL (GALERÍAS PRECIADOS)
En contraste con los tímidos intentos de crear asociaciones de carácter reivindicativo anteriores a la revolución de 1868, el Sexenio Democrático conocerá en Cádiz una notable proliferación de círculos y clubes de carácter explícitamente político u obrerista, en los que fueron frecuentes aquellos que trataban de presionar a las autoridades locales para que tomasen medidas secularizadoras, sobre todo las relativas a incautarse conventos o iglesias no cedidos por el Estado al Municipio y a la prohibición de la enseñanza de Religión en las escuelas municipales. De todo esto trataré en posteriores intervenciones.
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