Como he citado en mi anterior intervención, Fermín Salvochea desarrolló en Cádiz, en un periodo muy corto de tiempo, una serie de medidas laicistas. Todas ellas quedarían derogadas a principios de agosto de 1873 con la caída del Cantón de Cádiz en manos de las fuerzas del Ejército, comandadas por el general gaditano Manuel Pavía y RodrÍguez de Alburquerque, en aquellos momentos capitán general de Andalucía.
La pregunta que me planteo ahora es si las medidas de Salvochea respondían a una demanda social, más o menos extendida, o si fueron impuestas sobre una población poco dispuesta a aceptarlas.
Me parece oportuno repetir aquí las medidas a las que me estoy refiriendo:
Entre marzo y julio de 1873, desde el Ayuntamiento:
En Cádiz, el voto favorable al Partido Republicano, tanto en las elecciones municipales de enero de 1869 como en las de marzo y marzo y julio de 1873, no debe interpretarse como una muestra del alejamiento del catolicismo de los gaditanos. No parece que la mayoría de los votantes del Partido Republicano en las elecciones municipales de 1869 y 1873 pueda definirse como anticatólica o antirreligiosa. De hecho, la gran caída en la participación electoral en las elecciones municipales de julio de 1873 (menos del veintidós por ciento del electorado) sugiere la desafección hacia las medidas laicistas de Salvochea de un parte importante de los republicanos que le habían votado en marzo del mismo año. Hay que admitir, por otra parte, que la mujer, excluida aún del derecho al voto, debía tener, como poco, la misma orientación católica que la mayoría de los varones.
Las manifestaciones directas, tanto a favor como en contra, de las medidas laicistas de Salvochea contaron con un número muy reducido de ciudadanos. Resulta curioso constatar que a pesar de la nula participación política de la mujer y el escaso reconocimiento de sus actividades sociales fuesen dos asociaciones femeninas, la Asociación de Hijas de la Inmaculada Concepción y la Junta de Damas las que se mostraran particularmente activas con motivo del derribo del convento de monjas de Nuestra Señora de la Candelaria en 1873. Ambas instituciones no dudaron en movilizarse, manifestándose en las calles a favor de la religión católica y la conservación de los conventos de monjas, tratando de convencer a las cigarreras de la Fábrica de Tabacos para que las secundasen y entrevistándose con el alcalde Salvochea para tratar, infructuosamente, de disuadirle de su intención.
Aunque la participación de la mujer en actividades políticas o sociales en igualdad de condiciones con el hombre tampoco fue una cuestión que se llegaran a plantear los republicanos por el momento, Cádiz contaba por entonces con una asociación republicana exclusivamente femenina, la Sociedad Republicana Federal de Mariana Pineda. Dicha asociación, como club republicano femenino, ya existía al menos desde septiembre de 1869. Pero fue el 18 de diciembre de 1870 cuando se constituyó oficialmente y el gobernador civil lo comunicó a la Alcaldía. Estaba presidida por la costurera y maestra Guillermina Rojas y Orgis y la secretaria era Dolores López, que había organizado previamente, junto a otras gaditanas, una escuela femenina que le sirvió de base para la fundación de la asociación. Después del traslado de Rojas a Madrid, la presidenta de la asociación fue la cigarrera y periodista Margarita Pérez de Celis.
Esta asociación fue la única que se manifestó en las calles de Cádiz en 1873 pidiendo que Salvochea expulsara no solo a las monjas de La Candelaria, sino a todas las de Cádiz.
Pero ambas manifestaciones no pasaron en ningún caso de unas doscientas personas, todas ellas mujeres, y no constituyeron ninguna alteración del orden público. Los hombres de la ciudad, se limitaron a leer en la prensa favorable o contraria a las medidas laicistas de Salvochea las noticias y las opiniones de los redactores, pero no actuaron en ningún sentido, salvo en la ya referida y muy notoria bajada de votantes republicanos en las elecciones municipales de julio, ganadas por las republicanos por la completa abstención de los opositores.
EL GENERAL PAVÍA
Me parece oportuno repetir aquí las medidas a las que me estoy refiriendo:
Entre marzo y julio de 1873, desde el Ayuntamiento:
- Derribo del convento de monjas e iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria.
- Aprobación de un nuevo Reglamento de Beneficencia Municipal que eliminaba las Juntas Parroquiales y prescindía de los miembros del clero.
- Secularización del cementerio municipal
- Eliminación de todos los símbolos religiosos de las calles, incluyendo nombres de santos o relativos a cosas religiosas.
- Apropiación de los templos de los conventos desamortizados de La Merced, Santa Catalina y San Francisco, así como de sus obras artísticas.
- Intento de vender la Custodia del Corpus Christi.
- Extensión de la secularización de cementerios a toda la provincia.
- Prohibición de todo culto externo.
- Apropiación de todas las iglesias menos las parroquias, así como de los dos conventos de monjas que quedaban abiertos en Cádiz,
- Desalojo del Seminario Conciliar de San Bartolomé.
En Cádiz, el voto favorable al Partido Republicano, tanto en las elecciones municipales de enero de 1869 como en las de marzo y marzo y julio de 1873, no debe interpretarse como una muestra del alejamiento del catolicismo de los gaditanos. No parece que la mayoría de los votantes del Partido Republicano en las elecciones municipales de 1869 y 1873 pueda definirse como anticatólica o antirreligiosa. De hecho, la gran caída en la participación electoral en las elecciones municipales de julio de 1873 (menos del veintidós por ciento del electorado) sugiere la desafección hacia las medidas laicistas de Salvochea de un parte importante de los republicanos que le habían votado en marzo del mismo año. Hay que admitir, por otra parte, que la mujer, excluida aún del derecho al voto, debía tener, como poco, la misma orientación católica que la mayoría de los varones.
Las manifestaciones directas, tanto a favor como en contra, de las medidas laicistas de Salvochea contaron con un número muy reducido de ciudadanos. Resulta curioso constatar que a pesar de la nula participación política de la mujer y el escaso reconocimiento de sus actividades sociales fuesen dos asociaciones femeninas, la Asociación de Hijas de la Inmaculada Concepción y la Junta de Damas las que se mostraran particularmente activas con motivo del derribo del convento de monjas de Nuestra Señora de la Candelaria en 1873. Ambas instituciones no dudaron en movilizarse, manifestándose en las calles a favor de la religión católica y la conservación de los conventos de monjas, tratando de convencer a las cigarreras de la Fábrica de Tabacos para que las secundasen y entrevistándose con el alcalde Salvochea para tratar, infructuosamente, de disuadirle de su intención.
CIGARRERAS DE CÁDIZ
Aunque la participación de la mujer en actividades políticas o sociales en igualdad de condiciones con el hombre tampoco fue una cuestión que se llegaran a plantear los republicanos por el momento, Cádiz contaba por entonces con una asociación republicana exclusivamente femenina, la Sociedad Republicana Federal de Mariana Pineda. Dicha asociación, como club republicano femenino, ya existía al menos desde septiembre de 1869. Pero fue el 18 de diciembre de 1870 cuando se constituyó oficialmente y el gobernador civil lo comunicó a la Alcaldía. Estaba presidida por la costurera y maestra Guillermina Rojas y Orgis y la secretaria era Dolores López, que había organizado previamente, junto a otras gaditanas, una escuela femenina que le sirvió de base para la fundación de la asociación. Después del traslado de Rojas a Madrid, la presidenta de la asociación fue la cigarrera y periodista Margarita Pérez de Celis.
Esta asociación fue la única que se manifestó en las calles de Cádiz en 1873 pidiendo que Salvochea expulsara no solo a las monjas de La Candelaria, sino a todas las de Cádiz.
MARGARITA PÉREZ DE CELIS
Todo apunta a la conclusión de que los acontecimientos contaron en general con una masa muy reducida de individuos favorables o contrarios y con una "masa neutra" muy elevada de personas indiferentes ante los hechos o atemorizadas ante la situación.
MÁS INFORMACIÓN EN MI LIBRO:
relinks.me/B00HLM34VM
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